Se subió a la micro pero no me vio, alcancé a mirar rápidamente por la ventana. ¿Estoy seguro? No, vuelvo la vista, está durmiendo. Que alivio.¿Debería haberle hecho señas? Es que nunca me ha gustado levantar la voz en público. ¿Y cuando tenga que bajarme? Me bajaré distraídamente y le haré algún gesto con la mano. No debería ser así, en nuestra última conversación me dijo: "Esto te lo cuento a ti, porque sé que eres bueno", ahora tengo esa responsabilidad no deseada que proviene de recibir cumplidos.
El estar en una caja metálica con ruedas ya es angustiante, y ahora esto, cuando menos lo necesitaba. Me haré el dormido, esperaré a que se baje, y después bajaré yo, no importa que tenga que devolverme.
Lo único bueno de estas situaciones, es que de tanto complicarme me da calor, y eso, para alguien friolento como yo, es algo no menor.
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