miércoles, 14 de julio de 2010

Yo, espero.

Anoche, mientras terminaba de escuchar la preparación de esa deliciosa receta por la radio, comencé a preguntarme cómo he de decirle aquello que pienso decirle.
Ingresé, como hace ya un par de meses suelo hacerlo, a su sitio web, para ponerme al día sobre su vida.
Hay gente que se expresa tan bien escribiendo. No me considero entre aquellos, tampoco entre los que poseen el don de la palabra, simplemente me auto-posiciono ente los incomprendidos. No crea usted, estimado lector, que he de otorgarme mucha importancia por dicha afirmación, bien claro tengo que no es de mi interés darme a entender. En ocasiones, simplemente pierdo la paciencia con bastante rapidez, pierdo el hilo de lo que quiero decir, me aburro de las conversaciones, de las actitudes, de las lecciones de vida, de las personas, animales, tiendas, vestimentas, decoraciones, adornos, cortinajes, útiles de aseo, de los alimentos: aunque sólo salados. Yo nunca me he aburrido de los dulces.