No es tarea fácil elegir alcachofas, simplemente porque las hojas tienen que estar verdemente frescas y no marrónmente arrugadas y secas. Eso lo recordé mientras raspaba el pan recién rescatado del tostador, el olor a quemado me recordó mi breve estadía en el sur, en las tardes que pasamos frente a la cocina a leña comiendo, comiendo, comiendo, cuando se suponía que sólo teníamos que trabajar, trabajar, trabajar y fue lo que menos hicimos. Por eso abandoné ese proyecto, porque cuando me sumé a él primeramente y ayudé a desmalezar en las plantaciones en terrazas, conocí a los padres de Abrahám, el cual había fallecido recientemente aplastado por un muro en el terremoto. Y no me olvidaré que José se refería con el mismo nombre al nuevo hijo que venía, como si Abrahám fuese reemplazable, como si sólo por vivir en un territorio extremo no tuviese esa familia los mismos sentimientos que ella en plena centralización. Pero ellos sabían más que eso, y ni siquiera necesitaron hacer mi asociación, la tenían incorporada, las palabras sonaron vacías.
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