miércoles, 19 de enero de 2011

Todos podemos bailar Butoh

Hace mucho que no escribía aquí, pero puedo asegurar que mantengo la costumbre de anotar mis profundas experiencias vivenciales en unos pequeños y prácticos moleskines que yo mismo fabrico.

Reviso mis notas y me encuentro con lo siguiente:

Día de verano con una cantidad de sol normal. La cantidad de gente en la calle es normal. Mi presión arterial es anormal, lo cual es -nuevamente- normal. Entonces escucho:

- No, no me iré en un colectivo.

Me giro para mirar y paso a llevar a alguien con mi paraguas - que uso en vez de bastón, pues tiene la gracia de ser largo, servir de paraguas, sombrilla, y arma contra bandidos -. ¿Qué veo?

Una señora cincuentona que se lleva las manos a la cabeza, lanza un grito desgarrador, tuerce la boca y con espasmos de terror corre desenfrenadamente entre medio de quienes transitan un normal día de verano.


Una mujer joven parece salir tras ella. Yo la sigo. La mujer apura el paso y sigue de largo. La cincuentona espasmódica está sentada en una banca jugando a juntar sus tacos como Dorothy. Me siento triste e impotente con mi paraguas negro que no sirve para curar espasmos.

Sigo de largo, desecho la idea de pagar 15 mil sestercios para ver espasmos en un escenario, cuando veo que todos podemos bailar Butoh, y hacer el loco, y robar miradas, y lograr que alguien escriba sobre nosotros en un blog o hable de nosotros a la hora de la once.

Todo vuelve a la normalidad.

P.D.: Un normal año nuevo para todos es mi más sincero deseo.

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