jueves, 29 de mayo de 2008

Busqué entre tus cartas amarillas...

Encontré esto entre algunos papeles viejos...

"Hay días en que me siento mal y lucho, otras veces no hago nada y dejo que la enfermedad me consuma con todo su infierno, dejo que su veneno se esparza y alcance lugares que no estaban contaminados, que habían logrado permanecer intactos - de esos cada vez quedan menos -.

He ido perdiendo las fuerzas para enfrentar las situaciones de angustia, cada vez hago menos y me dejo consumir más. Con todas las visitas que he hecho a los doctores, ya puedo describir con precisión y lujo de detalles mis estados de ánimo, puedo hablar de las ligeras diferencias entre el desgano y el aburrimiento, entre la nostalgia y la melancolía, entre la angustia y la desesperación. En otras palabras, me he vuelto un experto en examinar las manifestaciones de mi sufrimiento, lo que en un principio pensé me ayudaría para definir los perfiles de aquello contra lo que lucho. Pero la verdad es que esta enfermedad sigue siendo monstruosamente ambigua, extraña y vaga. Creo que lo único que alcanzo a describir es su superficie, como si sólo pudiera ver el mar en las olas que se rompen contra las rocas, sólo veo los resultados que produce en mí pero no su estructura, no su funcionamiento".

Nota: Hoy vi escrita la palabra "bonheur"... fue un pequeño sol que alegró mi día.

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